"El aprendizaje de la mirada no implica a los ojos tan sólo. Se trata de una actitud que implica al cuerpo todo entero. Hay quien mira para robar imágenes, para apropiárselas, y hay quien mira procurando captar el gesto que se realiza en su presencia. Cualquier gesto necesita un tiempo para cumplirse. Ese tiempo ha de ser aprehendido también por aquel que contempla el gesto. El tiempo ha de imprimirse en el cuerpo del que contempla, reproduciendo en él el compás que el gesto tuvo al cumplirse. La mirada del que contempla con su cuerpo no atrapa simplemente imágenes, coágulos; su mirada queda absorta, absorbida en la acción o la escena. Es un ir hacia fuera cuya vuelta se hace con ligereza, pues no se posee entonces más de lo que se tenía, pero sí la amplitud que otorga el haber sido más, haber sido otro, por un tiempo.
Ésta es, también, la diferencia entre el turista y el viajero. El viajero se detiene. Sabe mirar." Chantal Maillard. Diarios indios.
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